Una vez que estuvieron en vías de solución los problemas con Estados Unidos, el presidente Ávila Camacho decidió abandonar la neutralidad ante el conflicto mundial. México condenó la agresión japonesa a Pearl Harbor y rompió relaciones diplomáticas y consulares con las potencias del eje.
La colaboración de México con los aliados se limitó a defender las costas de california estadounidense, pero el gobierno de ese país presionó a fin de que fuera enviada al frente de una batalla una "fuerza simbólica", Ávila decidió enviar un escuadrón aéreo integrado por profesionales con el fin de evitar una reacción violenta y adversa de parte del pueblo que se oponía.
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